Esta corona soviética no se lo pensó dos veces cuando vio a su sobrino por la casa y decidió obligarle a comerle el coño para pagar el hecho de que le mantuvieran, la guarra incluso se puso unas bragas rojas para excitarle más, al final lo que era una obligación se convirtió en placer, saboreando él mucho ese coño caliente.