
Caliente puta chica blanca le encanta follar con su jefe a pesar de que ella no tiene ningún interés genuino en él, sólo la escalada social, y claro, su travieso jefe, amante de las rubias, no pudo romper con el dicho de «donde se gana el pan, no se come carne», y acabó cediendo a sus instintos y metiéndosela por el culo a la guarra.